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La ovodonación, o el proceso mediante el cual una mujer dona sus óvulos para que otra pueda embarazarse, está superando los temores iniciales a causa de la desinformación, y se está haciendo cada vez más común en mujeres con problemas de fertilidad. Con casi 40 años de desarrollo, forma parte de la reproducción asistida y ha tenido resultados muy positivos.
El Perú es el cuarto país en Latinoamérica con más procesos de ovodonación. “Es muy aceptado, 95% de las parejas saben que es su mejor alternativa, o la única [para tener un hijo], y la aceptan sin problemas”, indicó el doctor Javier García Ferreyra.
Desde su experiencia, ha distinguido algunas dudas recurrentes entre las pacientes que buscan un embarazo mediante óvulos donados, que parte de hechos como que genéticamente no habrá algún parentesco con el bebé. Pero, entre todas esas dudas destaca una: ¿de dónde proviene el óvulo donado?
Por lo general, el programa de ovodonación comprende a mujeres donantes anónimas. Y esto puede generar algún temor. “La preocupación de ellas es el hecho de usar el gameto de alguien que no conocen y de la cual tienen información. Quienes tengan esta duda, deben saber que las donantes son mujeres jóvenes, de 20 a 26 años, completamente sanas, que pasan por evaluación médica general y ginecológica, exámenes genéticos, toxicológicos, virales, entre otros como parte del proceso de selección de la donante adecuada, explicó el director de laboratorio del centro Embryofertility.
También es posible que la donante sea una persona conocida por la pareja: una prima, hermana, amiga, etc. Sin embargo, en este caso se forma un nexo que nunca se va a romper entre la pareja receptora, la donante y el bebé, incluso con consecuencias sicológicas. Explica García Ferreyra que se trata de un tema que, por lo menos, la pareja debe tener en consideración.
Una de las inquietudes de las futuras madres es en relación a la genética del bebé; es decir, el parecido que tendrá con la madre: aunque el espermatozoide sí sea de la pareja o esposo, el óvulo proviene de otra persona. Pero este temor viene perdiendo peso gracias a la epigenética, la cual sustentaría el porqué factores uterinos influyen en las características de la madre sobre el bebé en desarrollo.
Este factor permite que la receptora acepte que quien llevará el embarazo es ella. Detalla García-Ferreyra que el embrión que se produce tras unir los óvulos donados con el semen del esposo será transferido al útero de la paciente que llevará todo el proceso de embarazo. “Lo único que no le pertenece es el origen del óvulo, además que se le explica el lado epigenético y eso las comienza a tranquilizar y las lleva por el camino de aceptarlo”, explicó.
Una vez las donantes son analizadas y seleccionadas, se realiza la estimulación hormonal, para posteriormente aspirar sus óvulos, los cuales se utilizan en ese momento (óvulos frescos), o se congelan para usarlos en una receptora a futuro (banco de óvulos). La sobrevida de óvulos descongelados ha mejorado con el avance de la ciencia, y actualmente la vitrificación permite una sobrevida entre 90% y 98%.
Se trata de mujeres jóvenes entre 20 y 26 años. Pasan por evaluación psicológica, exámenes genéticos como un cariotipo, un examen de fibrosis quística, pasan pruebas toxicológicas, es decir, que no consuma cocaína o marihuana, y se le hace exámenes virales como el VIH, Hepatitis B, Hepatitis C, Clamidia, HTLV, entre otros.
Sí se puede seleccionar características diferentes, como el color de piel, ojos, estatura, etcétera. Sin embargo, el programa de ovodonación recomienda rasgos parecidos a la paciente porque a veces no quieren que sepa que el hijo proviene de un óvulo donado. “Entonces, por eso buscamos que la donante de óvulos tenga cierto parecido físico posible a la receptora”, explicó el especialista. Lo que sí se busca es que ambas tengan el mismo grupo sanguíneo.
La técnica de reproducción asistida por donación de óvulos ha sido tan efectiva que muchas pacientes suelen repetir la experiencia y tienen más hijos, contó García Ferreyra. En los casos que ha visto, después de dos o tres años de haber tenido un bebé nacido vivo, algunas mujeres regresan para tener otro hijo con sus embriones congelados. Y es que las tasas de embarazo son altas: 7 a 8 de cada 10 se embarazan con óvulos de donantes.