El tiempo pasa sin apenas darnos cuenta. Un día celebramos la mayoría de edad, el ingreso al instituto o
la universidad, nuestro primer sueldo, un nuevo empleo, y luego otro cumpleaños más. Y cuando nos
damos cuenta, nos es difícil quedar embarazadas. Pues bien, la congelación de los óvulos es un gran
avance que ha logrado la ciencia para, literalmente, “detener el tiempo de una célula”, explica el
científico Dr. Javier García-Ferreyra, especialista y fundador de EmbryoFertility. En términos científicos, el procedimiento recibe el nombre de Criopreservación.
Consiste en preservar las células, en este caso los óvulos, a temperaturas de -196°C, evitando que sufran daños por el proceso de enfriamiento.
La congelación se realiza mediante una técnica llamada vitrificación, que permite el enfriamiento de las
células sin formación de cristales de hielo, evitando así daños a los óvulos al ser criopreservados y, por
tanto, una alta sobrevida post descongelación.
Para ello, el personal capacitado usa medios de cultivo especiales y nitrógeno líquido, que ayuda a que
la célula permanezca intacta. “Estamos totalmente seguros de que las células que hayamos
criopreservado no van a sufrir ningún cambio, ningún daño. Entran en un estado de ‘suspensión
inanimada’, donde todo proceso biológico es detenido. Realmente, lo que se hace es detener el tiempo
de la célula”, complementa el doctor García-Ferreyra.
Partamos desde el inicio de todo. Tanto los espermatozoides y los óvulos que producen los hombres y las mujeres, respectivamente, provienen de células primordiales que experimentan una serie de divisiones. En el caso del hombre ese proceso será continuo; en la mujer no lo es.
Es decir, la mujer nace con una cantidad determinada de óvulos en sus ovarios, lo que se conoce como la reserva ovárica. Pero a partir de la primera menstruación, va a comenzar a disminuir esa cantidad. Y no solo eso, con el paso del tiempo, los óvulos también pierden calidad, haciendo más difícil el proceso del embarazo y la posibilidad de quedar embarazada.
A este estado fisiológico del cuerpo, se le suma los cambios culturales de la sociedad, que ahora permiten más que nunca el desarrollo profesional de la mujer. Ante esto, la criopreservación surge como alternativa para un proceso de reproducción asistida posterior, cuando la mujer decida que es el mejor momento para ella y para el adecuado desarrollo de su bebé.
“Cada vez se hace más popular la tendencia de retrasar la edad de la maternidad porque las mujeres estudian, realizan un posgrado, comienzan a trabajar, entre otros factores, por lo que deciden que no es el momento de hacerlo. No obstante, los años van pasando y lamentablemente el reloj biológico en la mujer no toma en consideración ese tema”, comenta el doctor García-Ferreyra.
Entonces, ¿Cuál es la edad recomendable para acudir a la criopreservación y congelar los óvulos? “Por un tema legal, a partir de la mayoría de edad, porque la mujer ya tiene la capacidad de decidir sobre su cuerpo”, respondió el doctor Javier García-Ferreyra.
Lo cierto es que mientras más pronto se decida, los resultados pueden ser mejores. La edad es el factor principal en este proceso. No es lo mismo la cantidad de óvulos que se tiene a los 30 años con los que se tiene a los 35 o 40 años. Mientras más edad tenga la mujer de la cual provinieron los óvulos, la calidad de esos óvulos va a ser menor.
Pero el tema de la edad no es el único factor que entra en juego. También se recomienda hacerlo cuando la mujer tiene algún problema médico, algún tipo de enfermedad que esté relacionada al cáncer y que haga necesario que reciba quimioterapia y/o radioterapia. En este caso, se debe congelar los óvulos previo al tratamiento porque la quimio/radioterapia afectarán los ovarios y por ende los óvulos.
1. Primero, evaluación de la reserva ovárica. Es decir, un recuento de folículos antrales que son los que contienen a los óvulos en un momento determinado.
2. Exámenes de sangre y otras evaluaciones previas.
3. Estimulación hormonal: se aplican hormonas de manera diaria (entre 8 o 9 días) para inducir el crecimiento de los folículos en los ovarios. La hormona se aplica alrededor del ombligo con una aguja muy delgada.
4. Evaluación mediante ecografías transvaginales para medir el efecto de las hormonas sobre el crecimiento folicular.
5. Cuando los folículos tienen un tamaño adecuado, se induce la maduración ovular mediante una última hormona y, luego de 36 horas, la mujer será sometida a una aspiración folicular para la obtención de los óvulos.
6. El proceso de aspiración folicular demora entre 15 y 20 minutos. La paciente sedada podrá descansar dos horas para luego ser dada de alta.
7. Los óvulos obtenidos son incubados en el laboratorio, evaluados y vitrificados un par de horas después de acuerdo a protocolos establecidos.
